Despertar. Abrir los ojos lentamente. Parpadear dos veces y volver a cerrarlos con fuerza. Taparse la cabeza. Hacerse un ovillo pidiendo mentalmente un ratito más de descanso. Estirar una pierna poco a poco para sentir con los dedos de los pies la suavidad de las sábanas de algodón. Sonreir levemente. Asomarse desde el cálido escondite y contemplar cómo la claridad entra a través de las rendijas de la persiana. Desperezarse sin prisa. Ronronear mientras cada músculo se estira. Adoptar de nuevo la posición fetal. Disfrutar de la cama un minuto más con plena conciencia. Buenos días mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario